Este edificio lo conozco desde mi infancia. Una arquitectura que vivió grandes momentos y que poco a poco una pátina de polvo y olvido la dejaron en un triste estado. Desde hace 1 año se decidió reformarlo. Nosotros nos hemos ocupado de dos pisos en su estado original o lo que es casi lo mismo en muy mal estado.
Nuestra idea desde el principio fue la de devolver el carácter inicial y mejorar la funcionalidad de los espacios, ya que en origen estos pisos no tenían ducha y la cocina estaba muy lejos del comedor. La cocina pasó a estar en el pasillo, y la estudiamos de tal manera que fuera una pieza de mobiliario integrado, con un espacio anexo que hace de comedor cerca de una puerta balconera que da a patio. La ex cocina pasó a ser un baño cómodo con ducha y zona lavadora.
Ambos pisos disponían de pavimento de baldosa hidráulica, cada habitación diferente. Se pulieron los suelos y recobraron su color. El falso techo de zona cocina y sala se demolieron dejando bovedillas y vigas a vista. Las baldosas de baño son blancas de gres porcelánico 10×20 biselado. Recuperamos muchas lámparas, espejos y cuadros de los pisos, a fin de cuentas estaban hechos para estar allí. En el principal había un gran armario lacado de suelo a techo, queriendo conservarlo, decidimos sacrificar la parte baja y encajar la cama. En éste piso habia papel de pared en mal estado, a la hora de quitarlo, descubrí unos colores y texturas estupendos que quise conservar, el pintor no aprobó mi decisión pero, el resultado mereció la pena! En el patio colocamos maceteros con enredaderas que se ven desde el interior de la vivienda.
La luz y frescura que se respira en estos pisos ahora no tiene nada que ver con la primera vez que entré en estos pisos. Y es que cuando un arquitecto entra de puntillas en un proyecto, mantiene la sencillez pero exalta la personalidad de cada espacio, el resultado es este.
exelente trabajo!
renovación con respeto.